martes, 9 de noviembre de 2010

"Connecting consumerist people" El consumismo de los teléfonos móviles

Un día sale a la venta un nuevo teléfono móvil. Al siguiente se le mejora dos o tres cosas nímias y se vuelve a vender como nuevo modelo, y los fanáticos de la telefonía móvil no dudan en comprárselo y deshacerse del anterior porque ya está "desfasado".

Y así continuamente, como cualquier otra moda consumista más, la gente se lanza como loca comprando lo último del mercado y deshaciéndose de lo que ya consideran obsoleto. Y no hace falta mucho tiempo para que lo consideren así, pues  he visto a gente llamar "antiguo" o incluso "desfasado" a móviles de apenas un año o dos.

Y yo me pregunto, ¿para qué sirve realmente un TELÉFONO móvil, si no para llamar y mandar mensajes? Algo cuya verdadera utilidad es la comunicación se ha ido convirtiendo en una estúpida moda consumista que hoy en día se usa para todo excepto para su verdadero objetivo, el cual es realmente eso: la comunicación, las llamadas y como mucho los mensajes. Nadie necesita un súper-ordenador para eso, basta incluso con los antiguos móviles "ladrillo".

Además, ¿alguien se ha parado a pensar a qué se deben esos avances tecnológicos que hicieron el cambio de móviles "ladrillo" con pantalla en blanco y negro y pitidos, a los móviles multimedia con pantalla en color y sonido real? Ya escribí sobre algo similar en otra entrada, pero vuelvo a recomendar echar un ojo a este enlace sobre el caso del coltán, para saber la explotación laboral y demás injusticias que hay tras esos avances.

También habría que pararse a pensar en el impacto ambiental que supone ese consumismo. Hoy en día prácticamente casi tod@s tienen su propio teléfono móvil, y much@s más de uno. Eso sin contar el montón del que se deshacen, ya sea porque se estropean o porque se encaprichan con otro nuevo. Creo que ya es bien sabido la contaminación que producen las ondas y los materiales de los que están fabricados.

Con todo esto no estoy diciendo que la telefonía móvil deba acabarse totalmente, pero sí su extremo consumismo. Como decía, no hace falta un súper-ordenador para comunicarse, ni remplazar tu móvil cada año si todavía funciona.