Por una vez voy a contar una experiencia personal propia en este blog semipersonal. Pero siendo esta vez algo positivo, para así aportar alguna reflexión opimista entre tanta apatía y pesimismo global:
Este sábado, mientras esperaba en la parada del autobús a alguien con quien había quedado, vi a un vagabundo por allí sentado. En vez de limitarme a echarle unas monedas e irme, aproveché ese tiempo para charlar un buen rato con él.
El hombre era de Bulgaria, un país con muchísima pobreza. Y estaba aquí en la miseria pero con la esperanza de tener una miseria menor que la vivida anteriormente en su propio país. Y como muchos de España sabemos bien, este país está lleno de racistas y xenófobos que explotan a los inmigrantes.
![]() |
«Vaso medio lleno, medio vacío» |
Sin embargo, al hablar de ello con él me sorprendió ver que él no lo ve así. Incluso dijo que «hay mucha gente buena en España».
Y esto no significa que realmente España sea un país donde todo es gente bondadosa. Pero esto me hizo pensar que tal vez el problema está en que solemos ver sólo a ese montón de cabronazos e intolerantes que tanto abunda en este país, y sin embargo, parece que otros se centran sólo en la gente buena, en la gente que está ahí y que realmente les ayuda de alguna u otra manera.
O dicho de otra forma: parece que tendemos a mirar sólo la parte mala de las cosas, mientras otros parecen centrarse sólo en la poca parte buena que hay, sea esta más pequeña o no.
Tal vez deberíamos aprender un poco de casos como éste.