martes, 26 de febrero de 2013

La relatividad del optimismo y pesimismo

Por una vez voy a contar una experiencia personal propia en este blog semipersonal. Pero siendo esta vez algo positivo, para así aportar alguna reflexión opimista entre tanta apatía y pesimismo global:

Este sábado, mientras esperaba en la parada del autobús a alguien con quien había quedado, vi a un vagabundo por allí sentado. En vez de limitarme a echarle unas monedas e irme, aproveché ese tiempo para charlar un buen rato con él.

El hombre era de Bulgaria, un país con muchísima pobreza. Y estaba aquí en la miseria pero con la esperanza de tener una miseria menor que la vivida anteriormente en su propio país. Y como muchos de España sabemos bien, este país está lleno de racistas y xenófobos que explotan a los inmigrantes.

«Vaso medio lleno, medio vacío»

Sin embargo, al hablar de ello con él me sorprendió ver que él no lo ve así. Incluso dijo que «hay mucha gente buena en España».

Y esto no significa que realmente España sea un país donde todo es gente bondadosa. Pero esto me hizo pensar que tal vez el problema está en que solemos ver sólo a ese montón de cabronazos e intolerantes que tanto abunda en este país, y sin embargo, parece que otros se centran sólo en la gente buena, en la gente que está ahí y que realmente les ayuda de alguna u otra manera.

O dicho de otra forma: parece que tendemos a mirar sólo la parte mala de las cosas, mientras otros parecen centrarse sólo en la poca parte buena que hay, sea esta más pequeña o no.

Tal vez deberíamos aprender un poco de casos como éste.