martes, 1 de noviembre de 2011

El negocio de la muerte

AVISO: Este artículo trata un tema muy delicado. No te recomiendo leerlo si has pasado recientemente por la pérdida de algún ser querido o si estás en un momento nostálgico por ello, porque podría hacerte sentir peor. Si no es ese tu caso, adelante.


Todo se acaba convirtiendo en un vulgar negocio. Desde cosas de primera necesidad como la comida, la vivienda o la ropa hasta cosas que la mayoría de gente ni siquiera necesitamos. Durante toda nuestra vida nos incitan a consumir y consumir, y por si fuese poco, también con nuestros familiares una vez que ya estamos muertos. La muerte es sólo un negocio más del que algunas empresas se aprovechan, así como funerarias y floristerías.

Lo que tal vez empezó como una simple costumbre religiosa o sentimental, al igual que todo en este mundo, acabó derivando a los intereses económicos y se convirtió en otro negocio más. Durante toda nuestra vida nos hacen pagar un impuesto mensual para tener un pequeño hueco en el cementerio cuando muramos (hueco que ni siquiera nos pertenecerá siempre). Recién muerto nos llevarán a un lujoso tanatorio donde tendremos otros grandes gastos, y por costumbre se gastarán otro pastón en coronas de flores. Y una vez que ya estemos en el hueco del cementerio que hemos pagado durante toda nuestra vida, nuestros familiares, amigos y demás gente que nos apreciaban nos llevarán de vez en cuando montones de flores u otras cosas que no estamos ahí para poder ver.

Dejando a un lado las creencias religiosas y si es necesario o no esa costumbre de enterrar, ¿realmente es necesario tanto negocio y tanto consumismo en algo que causa tanto dolor como lo es la pérdida de seres queridos? ¿Acaso es ético sacar beneficios del sufrimiento que estos temas implican sin siquiera haber una verdadera necesidad de ello?