jueves, 22 de noviembre de 2012

El internet de ayer y el de hoy

Cuenta la leyenda, que hubo un tiempo en que la gente comentaba y publicaba cosas en blogs, foros, portales y páginas de todo tipo. Y que en aquellos tiempos las redes sociales no dominaban el ciber-mundo.

Algunos historiadores más valientes se atreven, incluso, a decir que en tiempos aun más remotos la gente se curraba sus propias páginas y su propio contenido, sin limitarse a copiar lo que cualquiera puede encontrar en otras tropecientas páginas del mismo tipo.

Es más, la información y el material estaba centrado en el contenido en sí, no en lo superficial. Y por lo tanto no era necesario mostrar los pensamientos, ideas y reflexiones con imágenes ni vídeos innecesarios, pues la gente tenía cerebro y bastaba con escribir texto para llamar la atención de quien le pueda interesar.

Antiguamente la gente aprovechaba este ciber-mundo para comunicarse con otras personas de todo el planeta. Ahora generalmente suele ser gente a quien conocen cara a cara y viven relativamente cerca, aun pudiendo aprovechar parte de ese tiempo de conversaciones y comentarios virtuales en verles el careto y comunicarse sin pantallas ni micrófonos por medio.

Ayer quien pasaba «muchas horas» conectado a este mundo paralelo era considerado «un friki antisocial». Hoy en día la mayoría de gente está casi las 24 horas del día pegada al Facebook, Twitter, Whatsapp y demás submundos, y ya no se habla tanto de «frikis antisociales».

Antiguamente los actores y actrices rodaban obras de teatro o cine. Ahora interpretan conversaciones en redes asociales para enviar las capturas de pantalla a páginas tipo VistoEnFB.

En tiempos atrás tenías acceso a todo un extenso y variado mundo virtual lleno de diferentes sitios donde poder encontrar a gente afín a tus gustos, ideales, formas de pensar e incluso experiencias de la vida, dependiendo de la temática y tipo de sitio. En los tiempos actuales casi toda la actividad se basa en un número cada vez más reducido de sitios, todos ellos de temática general.

¡Que se pare internet, que yo me bajo!